Interviste (mayo 21, 2003)

“A cualquier costo”

El hotel Four Seasons frente a la Plaza Altamira, en Chacao —el municipio más rico de Caracas—, se ha convertido en una especie de cuartel general de los militares que desde hace más de seis meses se han declarado en desobediencia legítima contra el gobierno del presidente Hugo Chávez (NA, Nov. 4, 2002). Se autodenominan “militares democráticos” y han declarado la Plaza Altamira como “territorio liberado”. Paolo Moiola, colaborador de NOTICIAS ALIADAS, conversó con uno de sus líderes, el general de brigada Néstor González, con 28 años en el servicio activo del Ejército.

¿Qué hace usted en esta plaza?
Esta es una situación que mucha gente no comprende. Hay que saber que antes de llegar hasta aquí he estado haciendo todas las denuncias a través de los canales legales para hacer que el presidente respete la Constitución.
Yo he manifestado públicamente a través de todos los canales oficiales —del Ejército, del ministro de la Defensa y del Presidente de la República— mi desacuerdo y mi indisposición a que la política se entrometa en el ámbito de los cuadros del Ejército. He sostenido que esta politización de las Fuerzas Armadas traería problemas de división, de liderazgo y de operatividad. Ninguna de estas observaciones ha sido tomada en cuenta.
Después vinieron los sucesos del 11 de abril del 2002, el intento de golpe contra Chávez (NA, Abr. 22, 2002 ). Yo he detenido a las tropas y los tanques para que no salieran a la calle a masacrar al pueblo venezolano que pedía la renuncia del presidente.
El intento de Chávez fue justamente ese, usar a las tropas para secuestrar al pueblo venezolano e imponer un proyecto comunista de tipo totalitario, dirigido por [el presidente cubano] Fidel Castro y la izquierda internacional.
Una vez ocurrido todo esto, yo y otros oficiales democráticos habíamos llegado a la conclusión de que en nuestro país no existía ya el estado de derecho, y hemos llegado a la Plaza Altamira para denunciar lo que estaba sucediendo. Eso fue el 22 de octubre del 2002.
Todavía estamos aquí porque el estado de derecho no ha sido restablecido y no existe siquiera un lugar donde presentar nuestras denuncias, porque todos los poderes del Estado tienen un comportamiento hostil con nosotros.
Por todo eso decidimos retirarnos del Ejército y venir a esta plaza para denunciar ante la opinión pública nacional e internacional lo que está haciendo el presidente Chávez contra el pueblo venezolano.
Esa persona ha permitido que elementos extranjeros entrasen en nuestro país para reprimir la revuelta popular. Ha destruido todas las instituciones y se aprovecha de la miseria para llevar adelante un proyecto de izquierda con el objetivo de desestabilizar todo el continente latinoamericano y probablemente la paz y la tranquilidad del mundo.

¿Cuántos militares coinciden con su posición?
En el territorio liberado de la Plaza Altamira somos 135 militares. Pero no todos viven aquí. Algunos regresan a sus lugares de residencia; otros duermen siempre en diversos lugares por motivos de seguridad. Hay muchos generales que están en sus casas, sin cargos o retirados, que trabajan para que Chávez abandone la presidencia.

Usted está hablando, obviamente, de una salida pacífica, ¿verdad?
¡Cualquier salida! Porque cuando se vende la patria, cuando se traiciona a un pueblo por imponer un régimen ajeno que no se identifica con el bienestar, la tranquilidad y la paz de la gente, se debe llegar a la libertad a cualquier costo.
Habíamos empezado pacíficamente, pero si debemos recurrir a otros métodos, lo haremos. Debemos recuperar la libertad de una nación y de un pueblo que está sufriendo. Por tanto, la comunidad internacional no ha comprendido totalmente nuestra situación.

¿Por qué no han comprendido la situación? Los medios han hablado mucho de Venezuela.
Simplemente porque el gobierno ha manipulado la información. Con mucho dinero ha construido un cabildeo internacional que muestra continuamente una Constitución que él mismo no respeta. Chávez quiere demostrar que es un demócrata, cuando en realidad es un dictador que intenta imponer un régimen comunista y fundamentalista.

¿Cuánta gente cree usted respalda a Chávez?
Calculamos que hay una popularidad “dura” entre el 12% y el 15%. Hay otro 15% de, por así llamarlos, chavistas light, muchos también al interior de las Fuerzas Armadas. Porque son pagados y corrompidos.
Chávez ha comprado la dignidad y la conciencia de la mayor parte de las personas que trabajan con él, pero cuando el dinero se acabe éstos lo dejarán porque no se identifican con él.
Muchos creen que los habitantes de los barrios pobres están de su lado, pero no es así. Por ejemplo, cuando recogimos las firmas contra Chávez, mucha gente de esos barrios se presentaron para manifestar su voluntad.

¿De qué lado están las Fuerzas Armadas?
Quienes creen que las Fuerzas Armadas están con el presidente, se equivocan. Chávez ha traído tantos extranjeros al territorio venezolano: grupos guerrilleros de Colombia dispuestos a intervenir con las armas; cubanos disfrazados de instructores deportivos, pero igualmente armados. Y por encima ha armado a una parte de la población haciéndoles creer que están defendiendo la revolución.

¿Se refiere usted a los llamados Círculos Bolivarianos (NA, Jun. 3, 2002)?
Justamente. Chávez ha organizado estos círculos porque él sabe que las Fuerzas Armadas no están de su lado, que tienen una posición institucionalista y que algún día se unirán al pueblo para capturarlo.

¿Qué ha ocurrido con la Coordinadora Democrática (NA, Mayo 7, 2003)?
Un elemento de la política de Chávez consiste en dividir a la oposición. La Coordinadora Democrática no se escapa de este intento. Así se han creado divisiones entre los políticos opositores a Chávez por intereses personales, económicos o de partido. Esas personas serán automáticamente apartadas cuando la gente se dé cuenta de que ellos no se identifican con el interés general del pueblo venezolano.
Chávez desprecia cualquier opción democrática y se burla constantemente de todas las soluciones propuestas por el pueblo. Es verdad que el presidente goza aún de un 25% a 30% de apoyo, pero también es verdad que el 70% lo rechaza, lo que se viene expresando regularmente en las calles de Caracas y no sólo en la Plaza Altamira.

¿Qué piensa sobre el futuro inmediato?
El futuro inmediato impone al pueblo venezolano continuar llegando a la plaza para hacer entender a la comunidad internacional que nuestra lucha es justa. La paz, la libertad, la tranquilidad y el futuro de Venezuela significan mucho no sólo para el continente sudamericano, sino también en el contexto occidental y mundial.
No puede ser que un grupo minoritario secuestre la libertad y la tranquilidad de un país. Mientras tanto debemos continuar adelante, a cualquier costo.


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